El Buddh International Circuit, cercano a Nueva Delhi, recibe en estas horas el último arreón de trabajo y horas extras de empleados más de 5.000 que se desviven por dejar terminado el trazado que acoje el primer gran premio de Fórmula 1 en la historia de la India. Una cita monumental y un desafío mayúsculo para un país que ya se vio envuelto en problemas de corrupción e infraestructuras en los pasados juegos de la Commonwealth en octubre de 2010. La cita india es el segundo gran evento deportivo que se celebra en el pais-continente y los problemas, como era de esperar, se acumulan, como ya ocurriera el año pasado en el Gran Premio de Corea, que recibió la caravana del Mundial con accesos aún sin asfaltar, líneas sin pintar en el asfalto y asientos sin montar en las gradas. En este caso, el primer problema es el retraso de las obras, sin bien la pista ha recibido el visto bueno de la FIA, y el piloto con raices indias Neel Jani ya rodó por el asfalto con un Red Bull. La última amenaza es televisiva, ya que los canales de noticias y otras televisiones generalistas locales pretenden no asistir al evento ni informar ya que no estaban advertidos de lo que ocurre en todos los países, que las cadenas que no tienen los derechos no pueden dar imágenes, más allá de comprar un minuto, ni meter cámaras en los circuitos. Esta protesta venía precedida por la amenaza de los agricultores a los que se les expropiaron las tierras para construir el trazado. Muchos piden que se les pague el valor real de sus tierras o que velen por el futuro educativo de sus hijos, con acciones anunciadas para esta semana. Desde luego, de lo que habrá en abundancia es espectadores, ya que aseguran que se ha vendido el 70% de las entradas, y también mucha seguridad. Los organizadores rebajan la probabilidad de un atentantado, pero para un evento de estas características cuentan con agencias extranjeras de seguridad, policía nacional y de Nueva Delhi y hasta comandos del ejército.
Fuente:marca.com
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